Muchos
profesionales han descrito la maternidad después de los cuarenta años, pero
creo que pocas han contado lo que se siente y como se vive la maternidad a los
40 y tantos.
Cuando
llegas a esta etapa de la vida, ya has recorrido bastante, has trabajado y has
conocido gran parte de la vida, jamás me imaginé que a esa edad en la cual
pretendía hacer otras cosas, iba a estar cambiando pañales, dando de mamar,
apostando a la vida, siempre pretendiendo ser mejor profesional y mujer
independiente y autosuficiente.
Cuando
recibí la noticia de mi embarazo tenía 38 años y tiempo atrás me había dado a
la razón que ya no habrían posibilidades de poder embarazarme y tener ese
sentimiento que es indescriptible, fui hacerme un chequeo y evaluar una
infección urinaria que me tenía mal, el profesional me consultó si existía la
posibilidad de estar embaraza a lo que respondí que era imposible, por algunos
problemas de salud que interferían poder esperar un hijo, como explicarles la
emoción que sentí cuando el médico me indica que estoy embarazada, hasta la
fecha, esta emoción y el momento en cuanto mi hija llora al nacer no tienen
descripción, ha sido lejos lo más gratificante de mi vida.
El
embarazo fue de cuidado, mi obstetra fue un lujo de profesional, preocupado
100% de todo lo que correspondía al crecimiento y bienestar de mi bebe. Finalmente, Matilde Amelia, llegó antes de
tiempo, a los 8 meses de gestación, nació sin problemas, respiró perfectamente
de inmediato y todo los screaning que se le practican a los recién nacidos, sin
problemas y por sobre las expectativas para una prematura.
Soy
mamá soltera, viví mi embarazo completamente sola, salvo por la compañía
incondicional de mi hija que crecía dentro de mi vientre y la crianza de ella
también, salimos de la clínica y nos fuimos a nuestro departamento a comenzar
con mi gran misión: ser la mejor madre para mi hija.
Los
primeros días, después de llegar a nuestra casa fueron difíciles, pero
llevables completamente, era una bebé preciosa, tan pequeñita, delgada y
frágil, sufría cada vez que debía cambiarle de ropa, pero todo ello fue
superado por esa hermosa carita con que me miraba, con tanta revolución
hormonal te lo lloras todo, como también lo disfrutas de otra forma, con mi
hija tenemos una complicidad a toda prueba, desde que supe de mi embarazo el
cual comenzó con graves síntomas de aborto, recuerdo haberle dicho “O te
agarras con dientes y uñas del vientre de tu madre o te agarras, porque yo no
te pienso perder”
Los
que lean estas líneas podrán decir que cuática, pero la maternidad a los 40 y
tantos uno la vislumbra de otra forma, extrañamente tienes una paciencia
increíble, no importa cuantas veces debas despertar de noche, cuantas fiebres y
otros síntomas que nuestros hijos nos sorprenden generalmente de noche uno
pase, lo olvidas en cuanto esa criatura pequeñita se restablece, te olvidas del
sueño, del cansancio de la preocupación, mi hija me llenó de vida nuevamente,
soy una madre profundamente enamorada de Matilde, ella me cambió la forma de
ver el resto de la vida, somos partners, compinches, confidentes, amigas, es
maravilloso ser madre y más a esta edad, porque si no puedo salir con alguna
amiga o amigo de noche no me aproblemo, disfruto cada minuto de vida que
tenemos juntas, Dios, para los que creen en él, me dio una segunda oportunidad
para estar en esta tierra, desde ahí que los he aprovechado al máximo, he
vivido cada minuto de vida como si fuera el último con la intensidad que se
puedan imaginar.
Si
alguna mujer a los 40 y tantos desea ser madre a esta edad, yo se lo recomiendo
completamente, vuelves a rejuvenecer, te conviertes en una mujer plena y para
aquellas que por diferentes problemas no pueden tener un hijo en forma
biológica existen tantos bebes que esperan un par brazos fraternos y llenos de
amor para seguir el camino de esta vida.
Gracias
hija¡¡